Cuando se piensa en un viaje a París, más allá de los paseos románticos por la ciudad, de conocer sus monumentos emblemáticos o de disfrutar de un atardecer desde la escalinata de Montmartre, es obligada la visita a una de sus exquisitas pastelerías. Unos establecimientos muy coquetos, bellamente decorados, en los que encontrar auténticas joyas, no solo visuales, sino para el paladar. Delicias dulces que son un reflejo de ese art de vivre francés del que la capital de Francia hace gala. Un pecado gustativo que también puede degustar en el centro de Madrid.
Porque allí, en plena Gran Vía madrileña se encuentra la Pastelería Brach. Un establecimiento ubicado en el hotel de lujo Brach Madrid, donde probar dulces bocados parisinos en un ambiente que en el que creerá estar en el país vecino.
Ya desde sus escaparates podrá ver lo que le espera en el interior. Atractiva repostería francesa que es un deleite para la vista y el paladar. Eso sí, dulces franceses en los que se ha querido hacer un guiño a la gastronomía española y a sus ingredientes, en clara referencia a su ubicación. Como deliciosas tartas aderezadas con miel o almendras, así como el turrón reinterpretado por su pastelero.
Variados postres entre los que le será difícil elegir. Entre el París Brest, Pastel de Chocolate, Monte Blanco, Tarta de fresas y almendras o un exquisito Flan Parisino, entre otras delicatessen. Todas ellas, ideales para degustar en un sofisticado desayuno o en una parisina merienda. Ya sea en el interior de la propia Pastelería Brach o para llevar y tomar allá donde quiera.
Unas delicias a las que el fin de semana se une un sabroso brunch con Tarta Tropézienne, Kouglof o croissants o bizcochos recién horneados.
La pastelería Brach Madrid se encuentra en el hotel Brach Madrid. Un exquisito hotel de lujo de 57 habitaciones y suites que ocupan las siete plantas de un edificio de 1922, restaurado y decorado por icónico diseñador Phillipe Starck. Cada uno de los detalles ha sido meticulosamente elegido y cuidado para mantener esa esencia del pasado, sin dejar de ser moderno y actual. Un espacio en el que la madera noble se funde con el cuero, los tonos cálidos con el blanco o los tejidos suaves con el suelo de terracota.
Aquí vivió en su infancia Víctor Hugo. Y quizás por ello, esa reminiscencia del paso de un ilustre francés por sus pasillos fue la clave para que le grupo hostelero Evok Collection, al que pertenece la Brach Hotels, se fijarse en este edificio de Madrid. Sea como sea, el resultado es un elegante hotel con un claro savoir faire francés que cautiva con tan solo poner un pie en él. Con elegantes habitaciones y suites. Un restaurante que evoca a los antiguos cafés de tertulias madrileños en el que degustar la gastronomía del chef Adam Bentalha. Y un centro wellness en el que relajarse y desconectar. Y, por supuesto, su elegante pastelería que le ofrece dulces bocados parisinos sin salir de Madrid.
© Imágenes Brach Hotel
