Hablar de Orient Express es hablar de viajes extraordinarios y de experiencias de lujo. Lo que se inició como un viaje histórico en tren que recorría Europa, se ha ampliado a otros sectores. Convirtiéndose en una marca global que, sin embargo, no ha renunciado a su ADN. Aquel que lo convirtió en un referente del lujo, del servicio impecable y de propuestas inolvidables. Unas propuestas que acaban de aterrizar en Roma en forma de lujoso hotel, el Orient Express La Minerva.
Orient Express La Minerva es especial. Desde su ubicación, hasta la restauración que se le ha llevado a cabo, para convertirlo en un refugio que combina la elegancia atemporal con la antigüedad de sus paredes. Está en un palacio del siglo XVII, construido en 1620 como residencia de la prestigiosa familia portuguesa Fontseca. Convertido en uno de los hoteles más lujosos de Roma en 1811. Un lugar al que no le faltaron visitantes ilustres, como el escritor Herman Melville, Stendhal, George Sand o Thomas Nernhad. Su situación también es increíble, a pocos pasos del Panteón y en la idílica Piazza della Minerva, de la que toma el nombre.
El histórico hotel, admirado por los locales y deseado por los viajeros internacionales desde siempre, ha sido restaurado para convertirse en el Orient Express La Minerva. Ha sido obra del arquitecto Hugo Toro, quien ha querido fusionar la grandeza del Art Déco con la sofisticación contemporánea. Con el diseño de unos interiores que celebran la legendaria conexión de la marca con el mundo de los viajes, combinada con el espíritu de Roma, con texturas lujosas, motivos Art Déco y estatuas de mármol originales del escultor Rinaldo Rinaldi. Consiguiendo unir el legado de la marca, con el pasado del edificio y la elegancia moderna.
El renovado hotel cuenta con 93 habitaciones y suites en la que se quiere evocar el art de vivre italiano. Entre ellas, destaca la Suite Orient Express, de 191 m2, con salón, comedor, tocador y aseo, con vistas impresionantes a la Piazza della Minerva, el Panteón y el icónico elefante de mármol de Bernini con un antiguo obelisco. Una forma de ir abriendo boca, antes de visitar la Ciudad Eterna y empaparse de su historia y su arte.
El alojamiento también cuenta con dos restaurantes y bares, situados uno en la azotea del edificio y otro en su vestíbulo. Lugares perfectos para degustar la exquisita cocina italiana, tomar un cóctel de autor o disfrutar del ambiente relajado.
También puede desconectar del ajetreo de la ciudad de Roma o hacer un break reparador entre visita y visita a la ciudad, con algunos de los tratamientos faciales y corporales personalizados que se allí ofrecen, en la privacidad de su suite.
Sin duda, un nuevo place to be de Roma, a la altura de lo que ofrece esta maravillosa ciudad. Donde cada callejuela, cada edificio, cada piedra tiene una historia que contar y un nuevo recuerdo que crear.
© Imágenes Orient Express La Minerva
